TODO OSCURO; TODO NEGRO; TODO MUERTE; TODO MIEDO.
EL SOL TRISTE ESTÁ; SE TIÑÓ DE LUTO POR SU AMIGO EL MAR.
AQUÍ YA NO CRECEN LAS PLANTAS.
Los animales mueren, los pájaros ya no cantan. Los niños no saben jugar, van al colegio para aprender a matar. Nada es lo que parece: el malo reza, la muerte crece. El fuego hiela, el hielo quema. Un Dios que invita a matar no puede ser un Dios de verdad. Los campos sembrados de muertos, de cuerpos y caras cubiertas, para ocultar los horrores del desierto marcados en sus párpados yertos. Sólo los disparos rompen el silencio que los hombres oyen callados en espera del momento. ¿Y luego, qué? Luego ya nada (yo agoté cualquier esperanza). Nada, nada, nada, deshelará jamás la tierra helada. No sirven canciones, ni huelgas de camiones, no sirven parlamentos para hacer vivir a muertos.
¡NO SIRVEN PARLAMENTOS PARA HACER VIVIR A MUERTOS!
(AAMOU AMINE, Abril del 2002)
No hay comentarios:
Publicar un comentario