jueves, 30 de octubre de 2008

MILONGA DEL MORO JUDÍO

"La vida es más compleja de lo que parece".

"Por cada muro un lamento
en Jerusalén "la Dorada"
y mil vidas malgastadas
por cada mandamiento.
Yo soy polvo de tu viento
y aunque sangro de tu herida,
y cada piedra querida
guarda mi amor más profundo,
no hay una piedra en el mundo
que valga lo que una vida.

Yo soy un moro judío
que vive con los cristianos,
no sé que dios es el mío
ni cuales son mis hermanos.

No hay muerto que no me duela,
no hay un bando ganador,
no hay nada más que dolor
y otra vida que se vuela.
La guerra es muy mala escuela
no importa el disfraz que viste,
perdonen que no me aliste
bajo ninguna bandera,
vale más cualquier quimera
que un trozo de tela triste.

Y a nadie le di permiso
para matar en mi nombre,
un hombre no es más que un hombre
y si hay dios, así lo quiso.
El mismo suelo que piso
seguirá, yo no me habré ido;
rumbo también del olvido
no hay doctrina que no vaya,
y no hay pueblo que no se haya
creído el pueblo elegido."

(JORGE DREXLER)

ALREDEDOR DE LAS ELECCIONES EN EL PAÍS VASCO DEL 2005

Escribe un socialista y un federalista sin posibilidad de retorno, a raíz del debate siempre abierto, pero nunca suficientemente trabado, sobre el establecimiento de un hipotético y definitivo sistema político federal en el cual se pudiera dar cabida a las diferentes reclamaciones propuestas por los diferentes territorios que constituyen el actual Estado Español. Quiero hacerme eco, primero, de las dos únicas ocasiones en la presente campaña electoral durante las cuales he podido escuchar y leer seriamente diversas opiniones a favor de la opción federal: algunas alocuciones de candidatos vascos en el encuentro organizado por el segundo canal de la televisión catalana, dirigido por el periodista Ramon Rovira; y, un artículo publicado por el Conseller de Justícia, Josep Maria Vallés, en el periódico El País. Después de observar y reflexionar mucho quiero creer que amplios sectores del Partido Nacionalista Vasco y de Eusko Alkartasuna, así como la mayoría de votantes y afiliados del Partido Socialista Vasco-Euzkadiko Ezquerra, de Ezker Batúa (léase, si es que aún se puede, Izquierda Unida del País Vasco) e, incluso, del Partido Popular, éste último tradicionalmente ligado a un discurso centralista de la construcción del Estado, serían capaces de discutir “la unidad desde el respeto a la diferencia”, una forma de conjugar al unísono el dilema centro-periferia.

La mayoría de la población vasca, gente de paz, inteligente, tranquila y con ganas de llegar a una solución, a “su problema”, que no significara una ruptura en dos del bello país que habitan, estaría, según mi teoría, capacitada para asumir los retos del federalismo, “dar y recibir de la forma más ecuánime posible”, con la sensación de que no exista discriminación alguna, ni “gato encerrado”. Sólo aquel diez por ciento que persiste en cualquier sociedad sería el realmente capaz de anteponer su ideología y meta política particular a la posibilidad de que “la mayoría saliera beneficiada sin que nadie en particular ganara totalmente la guerra”. Es “el diez por ciento” de románticos históricos que mienten cuando dicen que cualquier tiempo pasado fue mejor ya que el futuro nos abre seguramente esperanzas insaciables de progreso gracias a la paz (que es la no existencia de ETA). Es “el diez por ciento” que suman, entre otros votantes abertzales, la antigua Herri Batasuna, Euskal Herritarrok, la plataforma prohibida Todas las Opciones o el Partido Comunista de las Tierras Vascas, que no representan a nadie más que a ellos mismos, o sea, poco (¡si el resto de los partidos del espectro vasco se pusieran de acuerdo son una auténtica minoría!). Pese a que un gobierno en Madrid encabezado por un Presidente moderado del tipo de José Luis Rodríguez Zapatero pudiera abrir la puerta a la negociación sobre la organización de un referéndum vasco sobre su libre autodeterminación, seguramente éste no resultaría un óptimo de satisfacción ni para “los unos” ni para “los otros” de los extremos vasquismo-españolismo. El “mejor mal menor” empezaría negociando un proyecto federal de verdad en el cual pudieran darse soberanías compartidas. Eso sólo lo podría hacer una sociedad que casi roza la autodestrucción, es capaz de generar autocrítica y decide regalar a sus primogénitos un futuro mejor sin horizontes más allá de la felicidad. Entre todos, deberíamos hacerles darse cuenta, a “los fundamentalistas”, de un lado y del otro, sobre el hecho de que el egoísmo que caracteriza su ultranacionalismo no oxigena y provoca asfixia, al mismo tiempo que deberían reconocer éstos que himnos y banderas no aseguran directamente el bienestar. Si un día pasado pudimos abandonar el comunismo, deberíamos hoy saber abandonar el tipo de nacionalismo cuya única meta reside en lograr la independencia política, entre otras cosas porque podemos aprender de experiencias positivas como representan los sistemas pactados en la República Federal Alemana o en los Estados Unidos de América. No resulta bueno que Euskadi se vea obligada a compararse con sufrimientos similares, en el caso de Irlanda del Norte o Palestina, por citar dos ejemplos. Quién renuncia a un deseo privado por una conveniencia colectiva no puede ser más que buena persona y en el País Vasco conviven muchas buenas personas enfrentadas (lo cual es difícil de entender). Todos estamos cansados de tantas muertes inútiles pudiendo adoptar vías intermedias. Así esperemos que sea la opción vasca. Finalmente, porque no puede ser de otra forma, debo recordar ahora que la concepción filosófica y política del federalismo, como mínimo en España y Catalunya, fue siempre patrimonio de “la izquierda”, y, más concretamente, de unos partidos determinados que van desde Pi i Maragall hasta nuestros días. Esto último que sirva sólo a nivel de información y de homenaje gratuito. Deseando no lamentar el hecho de no haber introducido con suficiente esmero el debate sobre el federalismo en la recién campaña autonómica me despido atentamente.

(ABRIL DE 2005)

martes, 28 de octubre de 2008

LA UNIÓ PEL MEDITERRANI DE SARKOZY

Sota la presidència europea de Nicolàs Sarkozy, la Cimera euro-mediterrània de París va aprovar el 14 de juliol passat la creació de la Unió pel Mediterrani (UpM), un nou organisme amb la missió d’impulsar de forma definitiva les relacions de cooperació entre la Unió Europea (UE) i els països de la seva ribera sud. El president del govern espanyol, José Luis Rodríguez Zapatero, reaccionava llavors anunciant oficialment la candidatura de Barcelona per acollir la seu permanent d’aquesta institució.

La gènesi o el procés per acabar arribant a la iniciativa actual francesa els trobem evidentment en els vells i llargs intents de la mateixa Unió Europea per mantenir un discurs coherent i compartit dels seus Estats-membres amb les diferents regions del món i en particular amb la frontera més immediata i pobra, que és la nord-africana i la de llevant. Des de 1969 es poden comptar per nombrosos els mecanismes d’apropament entre les ribes nord i sud del Mare Nòstrum, destacant la Global Mediterranean Policy que acabaria amb la signatura entre 1975 i 1977 de respectius acords de tipus econòmic i preferencial de la UE amb països com poden ser el Marroc, Algèria, Tunísia, Egipte, Jordània, El Líban i Síria.

Una segona fase de les relacions euro-mediterrànies coincideix amb l’entrada d’Espanya, Portugal i Grècia a la Comunitat Econòmica Europea el 1986 i amb el progressiu reconeixement internacional de la veu diplomàtica espanyola que s’afiança durant la dècada dels noranta. És llavors que la presidència de torn espanyola, acompanyada pel recolzament alemany i francès, aconsegueix convocar el 1995 durant la I Conferència Euromediterrània a Barcelona, quinze estats europeus i dotze de la frontera sud-est mediterrània (15 + 12). A partir d’aquesta data aniria prenent forma l’anomenat Procés de Barcelona, que permetria, a grans trets, durant els 10 anys que va existir de forma activa, crear un conjunt d’instruments financers i polítics per dotar projectes que servissin a l’objectiu primordial d’aportar estabilitat a la regió. El que podia haver avançat amb el ritme natural de les iniciatives diplomàtiques més ambicioses, que necessiten de temps i injecció econòmica, va topar-se, però, amb un fre inoportú el 2005 amb una nova crisi, i aquesta vegada sense una aparent sortida, a l’Orient Mitjà.

És, en aquest context d’inacció i de manca de lideratge i seguiment d’una estructura bàsica pel desenvolupament de la coexistència pacífica a la zona mediterrània, que l’actual President de torn de la UE i a la vegada President de la República Francesa, l’incansable Nicolàs Sarkozy, dóna a conèixer “a la seva manera” (gairebé unilateralment i sense gaires consultes prèvies) l’estratègia per retornar l’interés europeu cap a la seva conca sud, aprofitant l’embranzida iniciada a Barcelona, però amb vocació d’enterrar el que no va funcionar, per refundar un nou procés sota el lideratge de l’El.lisi.

No en va a la seva primera convocatòria aconsegueix que siguin 43 Estats, els 27 de la UE i 16 més de riberencs, els que assisteixin donant el seu vist-i-plau al naixement de la nova organització. El segon èxit d’aquest reinici rau en haver pogut novament asseure en una mateixa taula, després d’haver-hi esmerçat alguns viatges personals del president francès pel mig, països immersos en un ambient de “guerra congelada” com poden ser Israel, Síria, Líban o la mateixa reconeguda Autoritat Nacional Palestina (ANP). Així doncs, s’aconsegueix donar el missatge de què si en el seu moment la projecció política del Procés de Barcelona no va saber interposar-se entre les parts hostils i buscar una solució al conflicte enquistat, en aquest cas es posen les bases per una nova negociació en la que totes les parts poden sortir sumant.

El més important no ha de ser poder impulsar petits programes de col.laboració en terrenys tan dispersos com la descontaminació marítima, el desenvolupament de l’energia solar, la creació de programes de protecció civil o l’intercanvi d’estudiants universitaris, sinó que en aquesta ocasió es vol procurar finalment acceptar o, en tot cas, forçar a acceptar, per exemple, un Estat palestí independent, amb l’objectiu fonamental de centrar una interlocució estable amb els seus representants. La casa no es pot començar per la teulada i els pressupostos de la Unió ja no estan com per anar tirant o regalant diners a propostes sense un fonament realment geopolític i estratègic de futur.

Si frenètica és l’activitat a l’Hexàgon, el govern espanyol també segueix movent fitxa per no perdre’s l’oportunitat. En el marc de la cinquena conferència d’ambaixadors d’Espanya, celebrada durant la primera setmana de setembre a Madrid, es dóna a conèixer la importància per al país del fet de convertir Pedralbes en la seu de la UpM.
Més recentment, el 3 d’octubre, dels 43 possibles països participants en el nou projecte, només dos varen faltar a la presentació de la candidatura de Barcelona per allotjar la Secretaria Permanent de l’òrgan esmentat per part del Ministre d’Afers Estrangers espanyol, Miguel Ángel Moratinos, el President de la Generalitat, José Montilla, i l’Alcalde de la ciutat, Jordi Heureu.

El clima que es respira, entre els ambaixadors acreditats a l’Estat Espanyol i altres representants diplomàtics europeus, és que segurament s’haurà de buscar un equilibri entre el rampell francès i la voluntat hispana. La mateixa Alemanya de Merkel, així com el Regne Unit de Brown, i la Itàlia de Berlusconi, a la vegada que eviten la incorporació de Madrid a les seves reunions de més alt nivell (el que és conegut com a “Kerneuropa”), tampoc creuen oportú que França o el seu president, que és el mateix, vulgui instal.lar-se en totes les disputes i agendes com a millor veu recomanada o decisiva, més ara aprofitant la seva presidència europea.

La mateixa relació entre diplomàcia espanyola i gala, si es trasllada al territori més ampli que ens ocupa, no deixa de combinar moments d’intensa col.laboració amb d’altres de caòtica situació de competència. Només cal mirar què fan cadascun dels dos països amb els seus veïns immediats que són el Marroc i Algèria; comprovar l’evolució de les exportacions i de la inversió del seu capital en aquesta direcció; així com cal saber què diuen i què pensen en l’afer del Sàhara Occidental (en el mateix moment que els Estats Units han acceptat novament en el marc de Nacions Unides nombrar Christopher Ross com a Enviat Especial, una vegada resultà obligat a dimitir l’holandès Van Walsum); com han decidit relacionar-se amb l’únic que pot boicotejar-ho tot, que és el president libi Muamar al-Gadafi (tan ben fotografiat per tothom, ja sigui la Rice, Moratinos o el mateix Sarkozy!); com han pogut reaccionar davant de la petició urgent d’entrada de Turquia a la mateixa UE; com han pogut preveure les conseqüències del declivi del poder de Mubàrak en un Egipte on augmenten les necessitats bàsiques de la població...

El proper 4 de Novembre Marsella decidirà si Europa sencera creu que Espanya, i dintre d’Espanya, Catalunya, i Barcelona, poden aportar quelcom de valor afegit per construir un partenariat autèntic entre el nord i el sud-est de la Mar Mediterrània. Podem dir i resultarà cert que el que s’ha fet fins ara ha estat tan sols un experiment. Si Sarkozy el que vol de veritat és moure la prioritat de la política exterior europea cap aquesta banda, com altres vegades s’ha mogut cap al centre o l’est d’Europa, també és lògic que Espanya no s’ho vulgui deixar perdre. El tema no és lleuger en un moment històric en el qual es tem al recreixement del fonamentalisme islàmic que pot transformar-se en el pitjor dels casos en terrorisme al costat de la porta de casa.

Esdevenir la seu d’un organisme del tipus de la UpM en aquest cas ha de permetre visualitzar encara més l’esforç fet amb anterioritat per fundar think tanks del tipus de l’Institut Europeu de la Mediterrània, el Real Instituto Elcano i el CIDOB, o publicar una bona revista com és Afkar/Idees, dedicada a la problemàtica que ens ocupa. Suposem de què de no resultar escollida, malgrat tot, Barcelona i el MAE seguiran aprofundint en la seva natural vocació mediterrània. Pel nostre propi interès.

Una última remarca: i és que també sembla que Europa vulgui i pugui fer Política Exterior independentment i autònomament del que pensi o facin els Estats Units d’Amèrica! Benvinguda sigui la iniciativa!


Oliver Klein Bosquet, Professor a la URV i Regidor de l’Ajuntament de Cambrils

domingo, 26 de octubre de 2008

LA INTEGRACIÓN DE LA MUJER MARROQUÍ EN CATALUNYA ANTE SUS DIFERENTES FASES

Catalunya, como importante polo de riqueza dentro del Estado Español, ha sido tradicionalmente un país receptor de inmigrantes, especialmente durante la segunda mitad del siglo XX. Desde 1950 ha vivido importantes oleadas migratorias que le han permitido un gran crecimiento demográfico y económico. Estos contingentes de inmigrantes, en un primer momento y en su mayor parte, provenían de diferentes lugares de la península ibérica. A partir de los años 70, la inmigración en Catalunya cambia de signo, más incluso que en el resto del Estado, en un proceso más amplio a nivel europeo. La bonanza económica y la proximidad harán de inmediato que población magrebí, que anteriormente sólo pasaba por este territorio de paso hacia naciones más ricas como podían ser Francia, Suiza o Alemania, empiecen a quedarse en el camino y se instalen muy en nuestros barrios y ciudades. Dichos flujos migratorios procedentes del norte de África irán adquiriendo día a día más importancia hasta llegar a la fecha de hoy.

Si concentramos nuestros esfuerzos en estudiar la llegada y adaptación de parte de esta inmigración magrebí, veremos como el componente femenino aumenta a nivel que la presencia general del colectivo también crece en volumen, y esto es en gran parte a las políticas de reagrupación familiar que se suceden con los años. En un principio vendrán las esposas de los primeros inmigrantes marroquíes, pero con el paso del tiempo nos encontraremos incluso con inmigrantes mujeres solteras que buscan mejorar su condición personal, a las cuales deberemos sumar sucesivamente hijas y nietas que ya no cumplirán los mismos preceptos que sus antecesoras. Pese a esto, existen ciertas fases inexcusables en lo que llamamos la integración de la mujer marroquí, en este caso en Catalunya, que pasamos brevemente a mencionar.

En primer lugar, debemos partir de la premisa de que el colectivo de mujeres inmigrantes marroquíes es tan heterogéneo como las sociedades de las cuales proceden. No puede existir, entonces, una mirada única sobre el mismo, sino más bien ésta debe ser diversificada y alejada de estereotipos. Por ejemplo, debemos saber que no todas las mujeres son sujetos de prácticas tradicionales y patriarcales, aunque predomine el cliché machista en sus sociedades de origen. Cada historia de vida es única y forma parte de un proyecto individual de progreso personal en el cual juegan e interfieren conexiones muy diferentes.

Por primera fase de la integración marroquí entenderemos los pasos siguientes a su recién aterrizaje en suelo español. Los inmigrantes llegan con expectativas de obtener mayor bienestar relativo, tanto individual como a nivel familiar o social dentro de sus comunidades de origen. Esto se convierte pronto en un espejismo difícil de disuadir. Desde el primer día de presencia allá donde empieza la Europa continental será fácil comprobar como casi nada es cómo se lo habían contado o cómo lo habían visto descrito en la televisión por satélite. El contacto con las redes étnicas construidas en el país receptor se ocupará de poner las cosas en su sitio. Los primeros contactos deberemos reducirlos al carnicero árabe, las llamadas a la familia desde el locutorio internacional, la relación con la organización religiosa, celebraciones, etc.

Sin duda alguna, a continuación del aterrizaje y del asentamiento primario llega la preocupación por la legalidad, o sea, los papeles. Es aquí dónde se tiene el primer contacto con la administración española en el territorio destino (antes sólo se habían visitado consulados y embajadas), y es aquí donde se precisan mejores políticas de acogida que faciliten información precisa sobre el funcionamiento de las instituciones autóctonas. Durante esta fase las dificultades por el desconocimiento de la lengua común se convierte en el pulso más importante a superar, más en una sociedad en permanente conflicto entre la preferencia de hablar catalán o castellano. Finalmente, llegará una decisión difícil, una situación casi de ruptura o crisis dentro del seno familiar, cuando exista la necesidad de encontrar un trabajo digno para sustentar a la familia. Quizás la mujer pueda plantear colaborar en la economía familiar lo cual a su vez la ayudará a aumentar su grado de socialización. Aquí nos encontraremos con las reticencias del marido.
Los diferentes duelos que acompañan a la mujer marroquí, que son consecuencia del dilema entre conservar su identidad tal cual era o variar sus prácticas religiosas o costumbres, podemos distinguirlos según sean: un duelo por el recuerdo de las causas de la expatriación, un duelo por la familia y amigos abandonados, un duelo por la misma cultura cuestionada, un duelo por la lengua materna, un duelo por el paisaje, un duelo por el estatus perdido o un duelo por haber dejado de ser parte de una comunidad cohesionada. No es lo mismo ser mujer marroquí en Marruecos que ser mujer marroquí en España. Los hijos como canal de comunicación con la escuela, el vecindario y el sistema sanitario se convertirán poco a poco en el mejor recurso e instrumento para invertir tiempo en conocer al prójimo autóctono al que no deja de observarse y analizar.

En general, podemos afirmar que la mujer marroquí empieza a asomarse a la calle sin complejos y a descubrir el nuevo mundo creando su propio microcosmos particular. Muchas mujeres que conocemos se esfuerzan en conciliar sus costumbres y tradiciones con los códigos de conducta de la nueva situación variando sus respuestas de acuerdo con el nivel cultural, educativo y las aspiraciones que puedan llegar a tener cada una de ellas a nivel particular. La evolución actual también queda totalmente condicionada por el proceso vital anterior a su conversión en persona inmigrada y su estigma como tal. Debemos tener paciencia en el tiempo y asumir que no hay recepta mágica común.

La mujer, esto sí hay que tenerlo siempre presente, juega un papel muy importante en la realidad de las relaciones que surgen entre una sociedad emisora y una sociedad receptora del fenómeno migratorio. El enlace entre identidad e integración dependerá, de nuevo y en gran parte, de la capacidad de la sociedad de acogida de tenderles puentes o sentarles obstáculos.
Lo que sirva para la mujer puede servir para toda la familia; o sea que ayudando a la integración de las mujeres podemos integrar a todo un colectivo.

NABILA ATRI KANBOUCH és Mediadora Intercultural
OLIVER KLEIN BOSQUET és Profesor de la URV de Tarragona
(SEPTIEMBRE de 2004)

BIBLIOGRAFÍA BÁSICA:

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- CANALS, Josep. Ni tan diferentes, ni tan lejanos. Reflexiones sobre la percepción de la diferencia cultural de los inmigrantes no europeos. RTS. Revista de Treball Social, setembre de 1991, nº 123, p.46-58.
- CARRILLO, M. (coord.). Els estrangers a España. Barcelona: Fundació Jaume Bofill, 1992.
- GARCÍA FERNÁNDEZ, Manuel. Régimen de trabajo de extranjeros en España. Itinera. Anales de la Fundación Paulino Torras Domènech, 1989-1990, p.80-84.
- GOZÁLVEZ PÉREZ, Vicente. Inmigrantes marroquíes y senegaleses en la España Mediterránea. València: Conselleria de Treball i Afers Socials, Generalitat Valenciana, 1995.
- PECES-BARBA, Gregorio. Los derechos humanos del inmigrante y la Constitución española. Itinera. Anales de la Fundación Paulino Torras Domènech, 1990-1991, p.16-25
- ROQUE, Ma. Àngels. Els moviments humans en el Mediterrani Occidental. Barcelona: Simpòsium Internacional de l’Institut Català d’Estudis Mediterranis, 1989.
- SAGARRA TRIAS, Eduardo. Nacionalidad española y trabajadores inmigrantes. Itinera. Anales de la Fundación Paulino Torras Domènech, 1989-1990, p.54-57.
- SOLÉ, Carlota. Discriminación racial en el mercado de trabajo. Madrid: Consejo Económico y Social, 1995.
- SOLÉ, Carlota. La mujer inmigrante. Madrid: Instituto de la Mujer, 1995.
- COLECTIVO IOÉ. La immigració estrangera a Catalunya. Balanç i perspectives. Barcelona: Institut Català d’Estudis Mediterranis, 1992.
- PAJARES, Miguel. La inmigración extrangera en Catalunya y los retos que plantea. Recull 97. Anuari del CITE, 1997, pp.9-16.