domingo, 26 de diciembre de 2010

ESCRITO DE ESTHER RODRIGUEZ EN LA NOVA AGENDA SOCIALISTA

Esto no puede quedar así.

Con vosotros me ilusioné a "entrar en política", cosa a la que mi tío paterno siempre me animó (aunque me consta que le hubiera gustado que me metiera en otro partido bien distinto).

Mi familia es toda de derechas y cometieron mis padres el "grave errror" de meterme a los doce años en un colegio de dominicas(en Asturias, en la cuenca minera), allí me encontré con la hermana Margarita (hoy ya no es monja) y con trece años nos enseñó a cantar l'Estaca, Al vent, la Internacional... nos habló de revoluciones, de que ser de izquierdas no era el demonio,etc.

Años más tarde conocí a un sacerdote (simpatizante de Izquierda Unita y de Julio Anguita), con el que construimos un grupo que se reunia para hablar de politica; por cierto, es uno de los que me casó en mi primer matrimonio. El otro sacerdote que me casó era dominico, al cual le desterraron tiempo más tarde a Sudámerica por haber abierto un debate en su Comunidad sobre los valores éticos, por creer en el reparto de la riqueza, por querer vivir con lo justo y el resto dárselo a las personas necesitadas, por querer acercarse a la gente joven, por hacer debates, foros de discusión....

Pues bien, me decidí a afiliarme hace poco al PSC, creía que con sus principios sería un partido en el que dejaran expresarnos, en el que habría más libertad, en el que primaba la justicia, los derechos, en el que no se daban las cosas por hechas sino que se investigaba justamente buscando la verdad, pensaba que estaba lleno de gente cabal, de gente que ayuda (para eso somos socialistas), de personas que buscan la verdad, de gente abierta (somos de izquierdas), y me he topado con todo lo contrario.

¿Cómo puede ser que suspendan de militancia a alguien dentro del partido, aunque sea temporal, tan buena gente, como Oliver, tan cercano, tan humano...?

Gran parte de la política, más bien gran parte de los políticos, sean del color que sean, son una basura, y van a proteger las sillas, protegen a los suyos, sin dar la oportunidad de escuchar la voz de los demás.

Desde ayer estoy muy pero que muy triste. Es una injusticia tan bestial la que te han hecho Oliver que no hay derecho a esto.

Esther y el resto de la familia están contigo.

(Viernes 17 de diciembre de 2010)

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