martes, 4 de octubre de 2011

PRIMAVERA ÁRABE, VERANO MARROQUÍ (versión corta)

Artículo publicado en diferentes medios de comunicación

Para tener una imagen clara y nítida de Marruecos, éste es el país dónde aún cuando pasea el Rey todo el mundo se abalancha sobre él para besarle la mano, sobre todo las autoridades; al mismo tiempo Marruecos es el país dónde en los últimos tiempos están pasando muchas cosas, sobre todo desde la subida al trono del joven Mohamed VI hace doce años, a lo cual debemos analizar si ello se produce en la dirección de reducir su pobreza endémica y facilitar una mayor democratización y modernización de sus infrastructuras y finanzas públicas.

Para entender qué representa Marruecos en su contexto geopolítico del Magreb, deberemos observar cómo sus medios de comunicación, los mismo que antes silenciaban muchos sucesos, hoy se refieren a los antiguos presidentes “amigos” de Túnez, Ben Alí, o de Egipto, Moubarak, como “déspota” y “sátrapa”, respectivamente. Lo dicho hubiera sido impensable hace una década y es debido en gran parte a la valentía de unos pocos, entre los cuales la prensa independiente, a lo que hay que sumar una monarquía con un “nuevo concepto de autoridad”, que quiere huir del recuerdo de los tiempos de Hassan II, lo que ha hecho posible la presencia de manifestaciones de muchos ciudadanos en todo el territorio del Reino, con una policía, salvo excepciones, complaciente y relajada, desviando la mirada ante los sucesos. Ésos precisamenteno son más que nuevos ámbitos de participación y de apertura política que no sabemos exactamente hasta dónde nos pueden llevar.

En 1999, un “nuevo Rey”, anunciaba profundas reformas económicas y sociales. Muy rápidamente era capaz de ponerlas en marcha al mismo tiempo que empezaba a predicar una mayor democratización del sistema político imperante. Hoy en día, con un poco de perspectiva, el balance de los cambios emprendidos puede ser relativo. Un factor muy a tener en cuenta a la hora de hacer balance en este caso supone la propia situación económica del país: la crisis financiera internacional ha llegado más tarde y ha sido más ligera que en el centro del mundo capitalista aunque ello no pueda evitar en este punto que los recursos del país empiecen a decrecer después de la consiguiente reducción de la inversión extranjera y la entrada de divisas de los autóctonos residentes en el extranjero. Marruecos sigue siendo el país en el cual, al mismo tiempo que se construye el tramway o el club náutico del Bouregreg, se promocionan la zona logística marítima de Tánger Med, así como las inversiones en parques eólicos y autopistas, se pueden llegar a utilizar los camiones de las brigadas municipales para objetivos de talante privado, previo soborno de cien dirhams o invitación a desayuno para sus responsables.

Políticamente la “oficialidad” apuesta por un periodo transicional liderado por el nuevo partido creado para la ocasión, el Partido de la Autenticidad y la Modernidad (PAM), liderado por un antiguo amigo desde tiempo escolar del ahora conocido como M6, Fouad El Himna, que supere al antiguo sistema clásico conformado con el Istiqlal y la UPFS. Por lo que se refiere a los agentes que apuestan por un cambio más radical se comentan mucho las posibles alianzas entre islamistas y partidos radicales de izquierda, tildados aún de “comunistas”, con las reivindicaciones de los jóvenes, fundamentalmente universitarios, del Movimiento 20 M, aunque realmente no respondan a una misma lógica y tan sólo sea una coyuntura el hecho de encontrarse en el mismo camino. No podemos obviar en este punto o dejar de analizar los recientes antentados terroristas contra la Casa de España en Casablanca y el Café Argana situado en la turística Plaza de Jemma Elfna de Marrakesh como caldo de cultivo de una violencia hasta ahora bien controlada y reprimida por los cuerpos de seguridad para la alegría de los estados aliados occidentales. A estas alturas todo el mundo coincide en que los que llevan el suficiente tiempo preparando su terreno, como para ser tomados más en cuenta que el resto, son los islamistas; tanto los “moderados” del Partido Justicia y Desarrollo (PJD) que ya han entrado en el juego político con las pertinentes restricciones reales, como los “fundamentalistas”, ilegalizados hasta la fecha para la concurrencia electoral, aunque tolerados, de la organización Justicia y Caridad. Ellos son los que realmente mobilizan a la población de base y los que pudieran favorecer un vuelco electoral, no deseado por el poder oficialista, de presentarse con todas sus bazas.

El vendedor ambulante tunecino Buazizi se inmolaba ante una comisaría de la gendarmería el pasado 14 de enero. Túnez se alzaba, y le seguían Egipto, Libia, Siria, Yemen, Bahrein… con movimientos amplios de protesta igualmente en Argelia, Jordania y Arabia Saudita. ¿Qué ocurría mientras tanto en Marruecos? Básicamente jóvenes, que desde hacía años protestaban mediante las nuevas tecnologías, se organizan y son capaces de organizar el Movimiento 20 F, nombre debido a su primera exhibición de fuerza en las grandes ciudades del país el pasado 20 de Febrero. Ante la presión de los eventos árabes y del propio movimiento juventil, que cuenta con la simpatía de un gran espectro de la población20 M, Mohammed VI anuncia una reforma constitucional profunda en un discurso televisado sólo al cabo de unos pocos días de lo ocurrido en el epicentro de las protestas, o sea el 9 de Marzo. Se inicia un proceso tutelado de aparente transformación que acabará llegando mediante una carta otorgada que se publicita con extrema velocidad. El 17 de Junio se da a conocer dicha propuesta, realizada por una comisión de juristas notables, que se pasará a votar por referéndum y quedará aprovada el día 1 de julio. Resulta evidente pues el temor a retrasar decisiones importantes y parece ser que más vale ceder a tiempo, por lo cual el día 30 de Julio, en otro discurso televisado, el Rey anuncia la celebración de Elecciones anticipadas que seguramente se concretarán en el mes de octubre.

La vía marroquí, en forma de “revolución tranquila” quizás nos lleve a observar que nada vaya a cambiar esencialmente en el país vecino. Pese a ello, el “continuismo en el cambio” desarrollado en Marruecos contiene a su vez demasiadas incertidumbres y riesgos expresados por los miedos de una misma población expectante de los periódicos, facebook y Al Jazzera. Mientras mi hermano Mohammed siga recibiendo los mensajes móviles de la famosa cadena catarí anunciando las novedades de los frentes de Sirte, en Libia, o de Homs, en Siria, algo se cuece en su propio país, dependiendo su sabor y digestión del mismo grado de cocción o de las especies con que se condimente. La calle dice que en el mismo país de grandes avances en infrastructuras, que contradicen los grandes déficits en los sistemas básicos educativos y de salud (clasificado en el número 130 según el Índice de Desarrollo Humano del PNUD), al mismo tiempo que algunos presos políticos o periodistas críticos, como puede ser el popular Rachid Niny, acaban saliendo (esperemos!) de las mazmorras, otros corruptos y traficantes no entran jamás en ellas. El punto crucial se encuentra en no poder llevar a cabo unas reformas más profundas sin que éstas pongan en crisis el sistema real de privilegios concentrados en manos de unos pocos. Y es aquí, como en todo cambio político, dónde debemos preguntarnos sobre la voluntad sincera del rey, las fuerzas políticas, el poder económico y el militar, por ir en dirección hacia lo que la inmensa mayoría del pueblo desearía sin duda alguna.

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