domingo, 10 de marzo de 2013

LA HUELLA DE CHÁVEZ, EN EL DIARI DE TARRAGONA

TRIBUNA INTERNACIONAL DEL DIARI DE TARRAGONA: 9 de Marzo de 2013 LA HUELLA DE HUGO CHÁVEZ Oliver Klein Bosquet, Profesor de Ciencia Política en la URV de Tarragona Allá en el año 1999, cuando Chávez ganó sus primeras elecciones presidenciales, pese a su pasado golpista, defendí que, con los resultados en la mano, quedaba legitimada la nueva vía de la “revolución bolivariana”. Una vez desaparecido Chávez lo que no debemos hacer en ningún caso es seguir mirando al personaje con una lupa básicamente eurocentrista. ¿Cuántos conocemos realmente la situación política, económica y social de Venezuela previa a la llegada al poder del mismo Chávez? ¿Era Chávez la causa o la consecuencia de unos males endémicos a los que muchos venezolanos querían poner remedio? En definitiva, ¿cuántos ciudadanos, fuera de la misma Venezuela, son conscientes de los cambios vividos en dicho país durante los últimos catorce años? En clave venezolana, Chávez presenta unos resultados concretos que permitirán que su obra se mantenga seguramente en la memoria colectiva, sobre todo la de los más humildes, por lo que a la mejora de sus condiciones de vida se refiere. En clave latinoamericana, Chávez representó un nuevo salto adelante de los movimientos más a la izquierda del continente, pasando a liderar la hermandad de países afines de Cuba, Nicaragua, Bolivia, Ecuador y Paraguay, a la vez que simpatizando con los nuevos gobiernos de Brasil, Argentina y Uruguay. Si, por un lado, la lectura de algunos de los logros de Chávez puede ser más o menos objetiva, está claro que nos hace falta, para ser fieles a la complejidad de la temática, realizar una reflexión profunda sobre el método. Es aquí cuando se nos plantea el dilema politológico sobre lo que es y no es un buen sistema democrático. Chávez lo que hace es “refundar el Estado” desde dentro de las mismas instituciones, lo que significa modificar en parte las normas del juego a su favor. A lo que debemos sumar un autoritarismo intimidatorio que no se puede esconder y que muchas veces empieza y termina en la toma de otras decisiones que se pueden considerar directamente como arbitrarias, lo cual es inherente a las grandes figuras dirigentes de todos los tiempos. Volviendo a la tesis inicial, seríamos malos analistas si pretendiéramos que los presidentes de Venezuela se comportaran como los de Alemania, España o Italia. Seguramente se tiene que respetar, sin injerencias ni visiones parciales e interesadas, los procesos políticos de cada país o pueblo, siempre que no conlleven en sí mismos la propensión al genocidio o el incumplimiento sistemático de los derechos humanos. Mientras Europa queda ensimismada y debe ocuparse de sus propios deberes, que son muchos, América Latina ha movido ficha y se ha procurado un nuevo destino. Chávez es héroe y Chávez es culpable por todo ello.

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