3 de Agosto: el béisbol como deporte nacional
Hoy nos hemos dividido todos. Para empezar, “las españolas” se han sumado a los feligreses de la Parroquia de Santo Domingo Savio para ir a bañarse y bailar a la Playa de Palenque en San Cristóbal, en dónde también existe una seria preocupación por la situación de sus palomos. Por otro lado está el matrimonio de Juan Carlos y Cristina que se ha desplazado hasta Cotuí, de donde es originaria ella, con sus hijas gemelas, “las mellas” Yuleimi y Sujeidi. Yo me he decidido por acompañar a doña Carla hasta San Pedro de Macorís, también la cuna del origen de su familia.
Levantarse ha sido ardua tarea ya que muy temprano he escuchado en nuestro callejón a dos mujeres que se peleaban y que parecía se iban a matar. Eso mismo se gritaban: “te voy a romper la cabeza”; “te voy a matar”… Después ha sido otra señora a la cual han tenido que llevar los vecinos a parir a un hospital entre sollozos. Por la tarde he sabido que se trata de un precioso niño.
El desayuno me ha ayudado a recomponerme: bocadillo, o como aquí dicen, sándwich, con salchicha, y jugo de chinola, más café. Todo ha sido debidamente amenizado por los seis artistas españoles aquí venerados: Camilo Sesto, Julio Iglesias, Manolo Escobar, Raphael, Paloma San Basilio y la Pantoja. También José Luis Perales y Ana Belén, junto con Víctor Manuel, son muy queridos.
San Pedro de Macorís, la ciudad de la Doña, queda ubicada en el norte del país; se encuentra a 143 quilómetros de la capital y a 51 de Santiago de los Caballeros. Indudablemente es una de las ciudades más prósperas del país pero no por eso ofrece demasiados alicientes para el viajero, a parte de algún monumento menor o iglesia. Hablamos de una ciudad moderna y muy extensa. Se encuentran en ella grandes mansiones que no he visto en otro lugar de la República, y ello es debido a que es la ciudad de los dominicanos que hacen dinero en los Estados Unidos. También es una ciudad que atrae inversiones de los propios estadounidenses, aunque en los últimos años no hay que olvidarse tampoco de los japoneses. Como uno de los muchos municipios de la zona del Cibao sus principales atractivos se encuentran en sus alrededores. En este caso, si recorremos la carretera que lleva a la ciudad de Sánchez, nos encontraremos muy cerca del límite con la península de Samaná, con un paisaje de espléndidos arrozales que se abren a ambos lados de la carretera y que sorprenden enormemente como muchos otros paisajes de la isla. De San Pedro y San Francisco de Macorís son los mejores peloteros dominicanos, los que triunfan y lideran la Liga Profesional de Béisbol de los Estados Unidos. Aquí se ama tanto a los Indios de Cleveland o Los Yankees de Nueva York como a la misma selección dominicana. El béisbol mismo es quien ha importado de estas dos ciudades a todo el país la moda de vestir de los jóvenes del pelo corto, gorra, perilla, camiseta de deporte, bermudas y zapatillas Nike. No olvidemos el complemento del beeper.
Por la noche volvemos a Santo Domingo. Lo que quiere decir que sólo hemos salido a visitar a familiares y a recoger comida del campo. Antes de dormir me acompaña la misma música de gran parte del verano: ésta es la música de unos haitianos llamados “Fugees”, afincados en los Estados Unidos, con su fenomenal tema “Killing me softly”.
La República Dominicana me está matando muy suavemente.
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