CAPÍTULO 5: ALBERTO: EL COMPAÑERO QUE NO PUDO VIAJAR
Volvamos ahora un poco hacia atrás en nuestra crónica: Alberto, medio cambrilense también, tenía una motivación especial para viajar a Nicaragua. A los diecinueve años conoció a una chica nicaragüense, ella de veintitrés, de la cual se enamoró. Ella se llamaba y se llama aún Xochilt, que en castilla o español quiere decir flor, y actualmente reside a medio camino entre Nueva York (Estados Unidos) y Montreal (Canadá). Ha pasado a ser una reconocida médico que cuenta con un buen sueldo y una buena casa; ha conseguido realizar por fin su sueño americano particular después de haber viajado y laborado primero en Francia y España, después de haber estudiado la carrera de medicina en su país y haber dado un primer salto al vecino “gringo” (mote que proviene de “green go!”, o sea “verde, márchate!” con el cual nuestros amigos se dirigían a los ocupantes del norte vestidos de uniforme verde), como muchos hacían y aún hacen. La familia de Xochilt se puede decir que ha estado durante muchos años exiliada por motivos políticos. El padre es un político reconocido, expulsado, investigado y amenazado. Estando en peligro, pues, la integridad familiar, la mejor solución resultó ser la huida, y la continuación de la actividad subversiva en el extranjero. Hablamos desde luego de una familia más bien acomodada que seguramente tuvo bastantes problemas con el sandinismo y su revolución. Actualmente, cuando la situación ya es menos tensa y se ha normalizado, por decirlo de alguna manera suave, con la relativa libertad existente, parte de la familia, sus hermanos, vuelven a vivir en Managua holgadamente con sus terrenos, rancheras y salidas nocturnas. Alberto, pues, deseaba volver a visitarla porque se daba la circunstancia que siendo verano allí podían coincidir, pero finalmente no pudo ser ya que le llamaron a última hora para trabajar en la industria química de Tarragona. La historia de Xoxilt es también parte de la historia particular y personal de muchos nicaragüenses. Toda interpretación de lo ocurrido en un país depende de cómo se ha podido vivir. No en vano, en ese mismo país, y en algún otro del continente americano, coexisten y podemos llegar a conocer a los más ricos y más pobres habitantes del planeta, así como podemos reconocer a los barrios y las formas de vivir más opulentas, junto con las más desgraciadas y necesitadas. Así es y así se lo hemos contado.
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