jueves, 8 de marzo de 2012

NICARAGUA 1997 / Capítulo 10

CAPÍTULO 10: CONOCIENDO MANAGUA

Para conocer una ciudad de América Latina se deben conocer primero sus principales medios de comunicación públicos, en casi todos los casos hablamos de las rutas de los autobuses o guagas, y los diferentes sistemas de taxi que puedes llegar a utilizar para trasladarte en cada caso.

Así pues en Managua, pasamos y conocemos, subimos, bajamos, vemos de lado, pasamos por detrás, y por delante, de sus principales monumentos históricos, como pueden ser el Teatro Rubén Darío, el Palacio Nacional, el Monumento al Guerrillero, el Monumento y el Altar a Juan Pablo II, la Avenida Simón Bolívar, la Plaza Revolucionaria del 18 de Julio, el Malecón, el Hotel Internacional, frente a la Comandancia… todos ellos son monumentos o recuerdos de la recién, y tan sufrida, historia del país. Los hoteles muchas veces son aquellos edificios únicos que aguantan firmes ante los terremotos devastadores que se van produciendo a lo largo de las décadas; los personajes idolatrados son lógica de una misma época reconstructiva de la ciudad en base a nuevas aspiraciones.

Otra manera de conocer el fondo de un país latinoamericano resulta de pararse a almorzar en alguno de los sitios callejeros de comida; así mi primer encuentro en serio con la gastronomía nica se produce en una plaza adornada con cientos de banderas rojinegras sandinistas: cortezas de cerdo, carne de cerdo, pollo y res mezclada, plátano y queso frito, callo pinto (el famoso “arroz con habichuelas”), ensalada con chile, y, para beber, una refrescante “coca cola”. A quince córdovas el servicio. Me gusta, aunque no es la mejor comida del mundo. El picante sí lo destaco.

Una de las cosas más apasionantes que se puede hacer en estos parajes es leer o fijarse en los nombres de los negocios que abundan por las calles y la manera de publicitarlos en sí misma: “El final feliz” es una peluquería; “Arreglamos Cadáveres” anuncia con luces de neón una funeraria; y, “Refrescos DespiertaMuertos” es un lugar de moda donde los novios invitan a sus chicas. Luego me encanta el heladero con su carrito de hace un siglo europeo, con su retoque de campanas, y la imagen nórdica y helada de la marca comercial “Eskimo”, en un lugar en donde el sol lo derrite casi todo, hasta a las personas…

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