jueves, 8 de marzo de 2012

NICARAGUA 1997 / Capítulo 11

CAPÍTULO 11:TOMA DE CONTACTO CON LAS COMUNIDADES ECLESIALES DE BASE (CEB)

Enseguida nos daremos cuenta que resulta muy importante en Nicaragua apoyar el trabajo de las Comunidades Eclesiales de Base (CEB) instaladas también el Barrio de San Judas. Es preciso visionar el video titulado “Las niñas del alba” que nos habla de muchachas como Celeste, Denisse y La China (de catorce años), Elania y Gloria (de dieciocho), que se ven abocadas a ejercer la prostitución en las calles de Managua. La policía no les ayuda en nada, sólo quieren reales o favores en especie para no llevarlas a prisión. Por un lado, el somocismo promovió cierta prostitución de élite, pero la crisis que coincidió con el final del sandinismo no dudó en extenderla por todas las calles de Managua. Este es uno de los cuatro grupos de proyectos que vamos a conocer: le llaman el grupo de las Muchachas Trabajadoras de la Calle, o sea prostitutas que van de los diez a los diecinueve años. Representan un grupo de alto riesgo social ya que hablamos de madres adolescentes en muchos de los casos, a las cuales se les deben hacer talleres de capacitación para tener una alternativa al dinero fácil, de la misma manera que se les da apoyo psicológico.

El segundo grupo de proyectos son las Ollas Comunes, comedores para niños pequeños de menos de seis años que se encuentren en alto riesgo social. Padecen muchos de ellos la desnutrición y es por ello que debe proporcionárseles alimentos básicos. El tercer grupo lo compone la Medicina Natural como alternativa a los fármacos químicos. Bajo el lema “Salud para todos” se promueve desde los Centros de Salud mismos para alcanzar una nueva armonía entre ser humano y naturaleza. Existen también consultorios de barrio y pese a que el Gobierno no preste mucho interés en ellos se cuenta con el apoyo del sistema de Naciones Unidas, sobre todo en lo que respecta a la educación preventiva, el rescate de las tradiciones y la capacitación de futuros profesionales. Finalmente existe un nuevo grupo de implicación bajo el que se desarrollan los proyectos con Niños Adolescentes Trabajadores de la Calle, también conocidos popularmente como “Natras”, chavalos y chavalas que subsisten del propio medio donde se ubican, pasando de la prostitución con extranjeros a limpiar botas según las circunstancias y el momento. Dentro de este gran grupo existe otro subgrupo que conocemos bajo el apelativo de Los Vendedores Ambulantes de la Calle, que ha proliferado desde que gobierna el neoliberalismo. Al mismo tiempo que se reabren colegios de lujo, clubs, campos de golf, urbanizaciones de veraneo, hospitales privados e iglesias evangélicas, por citar infraestructuras de la nueva era, vuelve a extenderse la imagen de los niños plantados en los semáforos mendigando. Una buena muestra de este contraste se encuentra en la zona de la Catedral Nueva donde podemos leer algunos grafitos interesantes: “Ya lograron el cambio que querían; el Norte capitalista ya puede estar tranquilo”… y, por otro lado: “El sueño de Sandino no lograrán borrarlo”. Se dice, en Nicaragua, que todas estas gentes de las que hemos estado hablando, que nos ocupan y nos preocupan, son responsables ante Dios de su propia generación.

A lo que debemos comentar que todo este magma de cooperación no sería posible sin la complicidad de múltiples agentes pertenecientes a los gobiernos y sociedades civiles de países como son España, Alemania, Holanda, México y Suiza, entre otros, entre los que destacan a su vez las agencias oficiales de desarrollo y organizaciones no gubernamentales como pueden ser Manos Unidas, Oxfam o el Comité Óscar Romero, a parte de la acción social de las diferentes iglesias representadas en el territornio.

En algún lugar leo: “No todos los sueños son solidarios”. Pero si una inscripción me quedará gravada en mi haber por mucho tiempo ésa es la célebre frase del Comandante Tomás Borge “La solidaridad es la ternura de los pueblos”, dirigida a animar a la comunidad internacional a hermanarse con su proceso revolucionario. Casi se convertirá en una máxima personal que compartiré a menudo en debates y clases universitarias.

No hay comentarios: