miércoles, 4 de abril de 2012

NICARAGUA 1997 / Capítulo 36

CAPÍTULO 36: VISITA NOCTURNA A LAS PROSTITUTAS DE MANAGUA

Proliferan los “papastros” y las “mamastras”, o sea chulos, allá donde el Presidente Arnoldo Alemán pretende construir una zona de ocio y recreo para los más ricos de la ciudad. Empezamos nuestro recorrido en furgoneta en la zona del Inter (o sea Hotel Intercontinental), en el barrio de Bolonia, constituido por grandes avenidas, provistas de árboles, casas lujosas, muchos bares, casinos, clubs y salas de fiesta, la más famosa de las cuales es el local conocido como “Lobo Jack”. Muchas de las mujeres que encontraremos en nuestro recorrido han venido hasta aquí desde el mismo barrio de San Judas y posiblemente han estudiado también en la Escuela de Los Quinchos. Nos acompaña el Padre Arnaldo, el “padrecito” mexicano que lleva haciendo esta labor desde hace muchos años, ahora ya tiene sesenta, con la ayuda de la misma Indiana Acevezo, la andaluza Mayte, Javier, que a su vez realiza clases de inglés, una psicóloga y una administrativa de las CEBs.

Las muchachas, nos dicen, viven en unas condiciones muy precarias y se organizan en focos o grupos de dos a seis chicas, que generalmente se acaban haciendo amigas y se protegen entre ellas, trabajan rodeadas en la mayoría de los casos de sus propios hijos, o niños huérfanos que se les unen, muchas de ellas están embarazadas y se pasan el día en la calle comiendo o maquillándose. Todas tienes de catorce años hacia arriba, a excepción de alguna incluso más joven; ya han sido todas madres salvo una o dos de ellas. Pueden llegar a ganar tranquilamente cien pesos durante un día entero. Unos focos están muy cerca de los otros. La zona más peligrosa y mala es la cercana al Mercado Oriental. Allí pueden llegar a pagar poco más de cinco o diez pesos por servicio, y las chicas se acuestan generalmente con los transportistas que allí pasan la noche, así como los taxistas que las frecuentan. Viernes y sábados se multiplican las chicas, habiendo casi tres veces más de lo que se puede ver en un día habitual como hoy. Casi todas sufren problemas con el alcohol o con las drogas, las más jóvenes son también huelepegas, lo cual les provoca un deterioro muy notable de su físico. El trabajo de Indiana, Arnaldo y las CEBS no reside tan sólo en salir por las noches a aconsejarlas sobre el uso del preservativo, a la vez que les regalan chocolatinas y algo para comer para aguantar el tipo, sino que las identifican para más tarde invitarlas a otro tipo de pláticas sobre su futuro, invitación a talleres, pequeñas fiestas de convivencia, terapia de grupo para hablar de sus problemas… Finalmente a todas ellas se les da la bendición.

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