jueves, 5 de abril de 2012

NICARAGUA 1997 / Capítulo 44

CAPÍTULO 44: MÁS COOPERANTES Y VOLUNTARIOS

Hoy nos hemos reunido con el grupo que viaja a Puerto Cabezas, en la Costa Atlántica. Es el primer año que se desarrolla allí un proyecto y un campo de trabajo aunque ya reside gente con experiencia desde hace tiempo, por ejemplo las catalanas Anna y Àngels. Allí la pobreza y la desintegración familiar no es tan extrema como en el resto del país o como en la capital Managua, y es por ello que se cree que los niños pueden ser más recuperables. El ritmo de los habitantes de la zona es más tranquilo y pausado, ello se traduce en el trabajo, la puntualidad y el entorno. Se trata de personas que tienen mucho en común con los habitantes del Caribe, incluso el vudú que llega desde Haití, República Dominicana y Jamaica. Hablan un inglés muy extraño y se desarrollan muy difícilmente en lengua castellana aunque mantienen sus lenguas indígenas como son consideradas el sumo, el rama i el miskitu. Me enseñan un diccionario traducido a las diferentes lenguas y al español. Los proyectos que allí se van a desarrollar son los de apoyo extraescolar, centros de día, fomento a la misma escolarización…

Otro grupo de catalanes está de paso ya que mañana toma el bus hacia Guatemala. Otros vienen de estar con los hermanos de Monseñor Romero e Ignacio Ellacuría, en El Salvador. Por aquí están también el grupo de Chagüite Blanco que han aprovechado para realizar las compras y preparar la fiesta de despedida que todos estamos esperando.

Anna, que es de Berga, seguirá uno o dos meses más en el proyecto con las prostitutas al lado de Doña Indiana. Directamente puedo afirmar que le vence el caso de una prostituta de la cual se ha hecho amiga y a la cual visita a la cárcel de Masaya ya que está condenada por haber matado a otra chica.

Laura y Gerardo dicen que volverán a Espala en diciembre después de algo más de dos años.

Se nota la pena de quien sabe del alejamiento próximo, y lo veo en los ojos de Albert y Severina, Martha y su ahijada Sonia….

Por cierto, el mural de las “francesitas” ya está terminado y es una digna huella de su paso por aquí.

Que no olvide nadie que para salir de Nicaragua hacen falta guardar para abonar en la Aduana dieciocho dólares con los cuales poder salir del país.

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